En estos días
de la política cosa,
cuando la ciénaga
se evidencia y los pilares
se ablandan fétidos,
en que tomamos
cierta conciencia del timo
que propiciamos indolentes,
parece que la opción
sólo es lo nuevo.
Mucho empacho de consignas,
bellacas banderas
y mitos viejos,
para tiempos mutantes
en constante aceleración,
ya no son adecuada prescripción
para el mal de angustia
que el capital viscoso arraiga
en la mayoría expoliada.
Palabras nuevas,
quizá estrofas de métrica adaptada,
son clavo ardiendo
ante el abismo sobrevenido.
Revuelta multimedia
sin paredones a la vista.
No hay certeza
pero algo habrá que hacer,
hijos de puta.
sábado, 8 de noviembre de 2014
La política cosa
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