Hay en las calles plomo,
Vanesa,
el asumido que te lleva
sin aviso.
Rosas de plomo
y sangre honrada,
en el asfalto atónito
de una calle patrullada.
Te vas, compaňera,
en el plomo criminal
de estos tiempos densos.
Te vas,
compaňera,
para todos,
para casi todos,
porque las placas doradas
llevarán tu nombre,
invisible e indeleble,
junto al de tantos otros.
Te lloro sin conocerte
por ser mía en uniforme.
sábado, 29 de noviembre de 2014
Vanesa y el plomo
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