viernes, 29 de noviembre de 2019

DE LA GENTE GRANDE

La gente grande es tan grande,
tan ajena al común
o a lo secundario,
que la empatía es espejismo
y la intención es inventiva.

¿Hablamos ya de lo tuyo,
de eso que te pasa
o de lo que hiciste?
Sí, claro,
cuando fue nunca,
que sólo tú haces
y a mí me pasa.

Cuando fue nunca el gesto,
cuando es todo protocolo,
una supuesta amistad
que nunca tuvo retroceso.

La gente grande es educada,
cumple los cánones
sin respetar los mínimos
y levita como advenimiento
sobre los agraviados,
los errados en criterio,
los ajenos a las órbitas.

La gente grande es afectuosa
al momento,
al encuentro inesperado
pero ejerce el papel
de gente grande,
magnánima y condescendiente,
condescendiente
como la gente grande
y tolerante
que te tolera cuando te ignora
pues solo la gente grande
ejerce la tolerancia.

Pero qué haríamos sin gente grande
que refulge cual cuarzo
y nos regala el brillo
y el lustre que nos hace mejores
con su luz indómita.

Qué sería de nosotros
sin la gente grande que nos ilustra,
que nos construye,
nos deconstruye
y nos funda los territorios,
la historia
y la estructura de nosotros mismos
sin inmutarse.









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