Cuándo podrán salir las libélulas huérfanas
sin pavor a la lluvia infame que las mata,
al trueno que les niega el vuelo
y a la ausencia de primaveras
de flor perenne.
Para cuándo las alas desbocadas,
el vuelo colorido
y la insolencia alegre
de la ausencia de miedo.
Para cuándo el silencio de los grajos
que contaminan la paz de las praderas
con su graznido falaz
en negro plumaje.
Será,
bien sé que será
cuando abramos las nubes
a un sol de abrigo,
homicida de lo oscuro,
incendiario en libertad.
sin pavor a la lluvia infame que las mata,
al trueno que les niega el vuelo
y a la ausencia de primaveras
de flor perenne.
Para cuándo las alas desbocadas,
el vuelo colorido
y la insolencia alegre
de la ausencia de miedo.
Para cuándo el silencio de los grajos
que contaminan la paz de las praderas
con su graznido falaz
en negro plumaje.
Será,
bien sé que será
cuando abramos las nubes
a un sol de abrigo,
homicida de lo oscuro,
incendiario en libertad.
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