La última batalla de ángeles
dejó las semillas del odio en las praderas,
germinando conforme se elevaban las ciudades
de las torres de las lenguas de fuego,
los templos y los zocos.
Con las alas de los caídos
tejieron estandartes por kilómetros cuadrados
para agrupar rebaños,
bien domados en mansedumbre
pero entrenados en la jauría.
Pusieron nombres a los campos
que repiten en letanía,
como conjuro de tierra
que torna pies de nómada libre
en raíces de mármol patriota.
Muros de pánico levantan,
con las piedras de la ley labrada
en montes de falacia,
para espantar el ansia
y la duda
y el saber
y la verdad certera.
Desfilarán gallardos
en el alarido
y las banderas acabarán ahogando
a un pueblo necio,
que no supo leer las señales
de la última batalla de ángeles.
dejó las semillas del odio en las praderas,
germinando conforme se elevaban las ciudades
de las torres de las lenguas de fuego,
los templos y los zocos.
Con las alas de los caídos
tejieron estandartes por kilómetros cuadrados
para agrupar rebaños,
bien domados en mansedumbre
pero entrenados en la jauría.
Pusieron nombres a los campos
que repiten en letanía,
como conjuro de tierra
que torna pies de nómada libre
en raíces de mármol patriota.
Muros de pánico levantan,
con las piedras de la ley labrada
en montes de falacia,
para espantar el ansia
y la duda
y el saber
y la verdad certera.
Desfilarán gallardos
en el alarido
y las banderas acabarán ahogando
a un pueblo necio,
que no supo leer las señales
de la última batalla de ángeles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.