Hay veces en que se me tuerce el verso,
no encuentra guía que lo enderece
y se enrosca en lo tortuoso
por recrearse en el rizo,
en el bucle,
tornándose leñoso mientras estrangula una idea.
Se me tuerce el verso y se me espina
abrazando corazones sagrados
o coronando crucificados
con mi palabra irreverente y sangradora
de los adictos al tormento.
A veces se me tuerce el verso
y me rompe el ritmo estipulado
y el alternativo
y de la melaza a la blasfemia va un paso de metáfora.
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