Regularizado por regulado a mano alzada,
a salto de mata, al volapié,
pero reglado,
reglado que no arreglado
que el desarreglo sigue siendo norma
pues la norma es subsidiaria.
Subsidiaria para el deleite
del intelectual que condena sin pronunciarse
en lo mundano,
que de este mundo no es el reino
de la reflexión de alta gama.
Y luego están ellos,
los que acabarán tosiéndonos encima
por liberarnos.
Los nuevos santones de los minaretes,
de vídeo en directo,
enervándonos con sus soflamas de patanes al peso.
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