en tanto la caducidad me acecha. 
Nadie soy y poco seré en memoria 
para que me defina quien no me vive. 
Quien no me vive ni me precisa
que bien prescinda. 
Aquí paz y después euforia. 
Se marchitaron los brotes de versos en las yemas de estos sarmientos, gélidos de la nevada, y el racimo es promesa por incumplir. No abu...
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