domingo, 15 de septiembre de 2013

Los veranos robados

Sé bien que me robaron
los veranos que ahorré
sumando lluvias.
En cajón de luces
inmune al hielo,
cerrado con llave
de plomo de tiempo,
atesoraba estío
previniendo carestías.
Y así me veo indigente
de blancos puros.
No sé quién pudo
asaltar los muros
de setos de anhelo
y forzar mis sienes
nunca blindadas.
Al ladrón le ruego,
si a bien lo tiene,
reintegre los naranjas
de las tardes largas
que no sabrá
sacar usufructo.

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