Cuando entras a la mañana,
recién nacido de un sueño amable,
celebras vida regalada
como estreno,
impregnado de aroma
amniótico de onírico.
Natividad cotidiana,
casi siempre prematura.
Cada día neonato,
siempre mortal,
vida nueva en cada hoja
del preceptivo almanaque.
Llegarás a la noche experto,
sabio anciano de jornada,
asumiendo nueva muerte
con el bostezo sintomático.
viernes, 20 de septiembre de 2013
Madrugar
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