jueves, 8 de octubre de 2020

ALICIA ALGUNA VEZ

Mírate llegar a los espejos combados, 
los que te envuelven en mercurio para traerte a este lado 
de lo que por lo visto es o ser pudiera 
y me apareces desnuda y fría como un hongo madrugado. 

Vuelve a tu tamaño y vístete de naipe, 
urgente y bien mezclada 
tras el té de a saber qué hora. 

Sigue sonriendo el gato británico 
pero displicente, 
como forzado por la pandemia de estulticia 
en este reino decapitante. 

Mírate llegar deslizándote por la interrogación eterna 
mientras yo ya no te espero 
con mi reloj desorbitado que me hace tarde 
lo que llega quizá muy pronto, 
siempre pronto para cualquiera que conviva
con su reflejo expectante. 

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