Me levanté y me vi.
El café lo puse yo.
Me lo agradecí en lo formal,
sin afectividad añadida.
La sintomatología
insiste y despliego comprimidos
para el reparto.
Volví a darme las gracias
y entre sorbo de café,
prematuro de tibio,
con la microonda fallida,
escribí este poema indolente
con los pulgares
sobre lo táctil más táctil
de lo que ahora tocamos.
No me gustó.
no dije nada,
habrá más gente que lo deteste
y no son buenos tiempos
para la crítica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.