esperando a poeta que presenta clandestino,
poeta curtido ya en palabra de todos los bombardeos,
genio, figura,
interrogador de inocentes
y de muy culpables,
que sé yo de lo que hablo cuando hablaba.
Mi temperatura bien a la entrada,
mis datos a regañadientes
pues no es mi día de lo oral
y acomodado estoy a la espera del cortejo,
que no era plan de perder aforo.
Que todo es aforo ahora,
todo es bien limitado
y deber debía rebasar el confín
del confinado
por mor de asistir a tal evento.
A la espera de Justo estoy,
que a bien tuvo presentar mis degollados versos
de cuando aquella osadía de mutilado.
Versos criminales,
“Todos tus crímenes” es la gracia
del libro que trae una marea,
crímenes al verso de tajo
o de disparo del nueve largo,
o delito de sábana y espumas,
de deseos y fragores.
Crímenes de un policía sagaz
y homicida de inspección ocular
que le delata,
crímenes imprescindibles para tiempos
de embozos.
Y viene con juglar,
también poeta,
Turonés de pro y arte madrileño,
delgado hidalgo de cabalgar las letras
sobre teclas aladas.
Crímenes húmedos de un criminal amable.
Justo no es justo pues se desborda en lo grande.
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