Me descuelgo del sueño como el ahorcado insumiso
y me torno jinete pálido para predicar justicias.
Porque soy palabra que os ilumina desde mi corcel
de verdades puras,
filósofo de sofá al trote,
una efigie que os desprecia
escupiendo tabaco mascado
sobre lo que os atormenta.
Porque soy resurrecto en lo mortal
y tengo plomo encapsulado para salvaros
de las dudas,
contándoos las verdades del arriero
que nunca engrasó los ejes,
el alivio de las cuitas que os procuran
los enemigos bien definidos.
En cuanto os salve
y redimidos resurjáis,
empoderados,
me veréis épico,
recortando horizontes
sin dar tiempo a la lisonja
para remate de la leyenda.
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